viernes, 23 de febrero de 2007

JAIME URCO (JAUJA, 1954) Primera Entrega

A UNA BELLA APARICION
Hello, I love you.
What's your name
de una canción
de Doors


Detenerte en la calle.
Preguntar por tu vida. Tu nombre.
Si los nobles ideales
Se han ido trocando
En una bagatela doméstica.
(Digamos un esposo)

Pero tú,
Con cara de poquísimos amigos,
Me quitas las ganas de acercarme,
De pedirte la tarde para vivir
(La mujer de facciones tristes no habla con extraños,
Menos,
Si éstos son casados)
Y yo, como quien patea latas,
Me quito de tu cuadra, de tu vida.
Silbando una canción feliz
Que habla del amor
A primera vista.

VARIACIONES SOBRE LO MISMO
A mitad del goce pides el juramento
Inútil: que te quiera siempre. Visto que no es
El momento de dar explicaciones
Hablo de colores vivos, de aves de suave plumaje.
A mitad del goce quedo,
Soñando con un puerto donde el amor eterno
Sea cuento viejo. Historia pasada.
Ave de suave plumaje.

ASUNTO FUERA DE CASA
Al largarte tú de casa
Por ese cuento
Que insististe en llamar
Tu derecho a tu propia vida.
(Que para mí, no era otra cosa
Que un hombre encontrado a mitad de la calle)
Volví a hojear los diarios
Revisando las ofertas de la semana,
Saltándome la página de locales
Y buscando
Tu nombre en los avisos necrológicos
Para dormir de largo
Y no seguir como imbécil
Esperando tu regreso
A las cuatro de la madrugada, entre disculpas,
Llantos
Y souvenirs
Traídos de una lejana tierra.

UN TANGO A LO GARDEL
Camino y no busco tu cuerpo.
Busco el ardid que diga
Que una mujer no vale, que tú no vales,
Que la soledad no es este apurado café,
Que el día que me quieras
Es tan sólo un tango.

ARGUMENTO DEL REINCIDENTE
La última vez que pisé esta casa
Juré no volver
A tener perro, gato ni mujer
Que atara mi ocio
A la limpieza, al diario
Recuento de monedas.
Ella vino del otro lado del mundo,
Cruzó los mares, husmeó los puertos
Y todo
Para ser el cepillo, la pantufla
Y por supuesto, el perro y el gato
Que hacen
Que hunda los dedos en los bolsillos
Y cuente, bendita oración,
Los días que faltan
Para quincena o fin de mes.

DESPUES DE LA VENTISCA
Ahora que el amor se ha marchado
Puedo escribir como quien pela una fruta.
Sé que no hay prisas ni demoras,
Que un café bien vale como el ayuno o tu ausencia.
No pienso (como cuando me amabas).
Pero ahora que el amor se ha marchado
Puedo vender los muebles y largarme de viaje,
Estirar mis oxidados miembros
Y emprender la gran juerga.
Para la próxima vez
No más muebles ni casa
Y el amor será como pelar la fruta,
Sin prisas ni demoras.

CALCULO DE PROBABILIDADES
Que estamos rodeados por mendigos,
Que la tasa de suicidios aumenta,
Que los índices de delincuencia
Amenazan ciertamente el paseo familiar
Poca cosa.
Nadie toma en serio las estadísticas
A menos que digan
Que esto aprieta,
Que ya no aguantamos más,
Que pedimos a gritos
La fiesta. El circo.

A JOHN BERRYMAN

Se instaló, una vez, algo en el
corazón de Henry
Tan pesado, como si tuviera cien
años
y más, y llorando, desvelado.
J.B. (canción 29)

Pensando en hacerte el poema recuerdo
El tuyo para Yeats, donde dices que la
Ingratitud es el camino necesario para
Hacer cosas nuevas. Fiel a tus enseñanzas te
Voy a dejar en el olvido una vez
Que tus ritmos, tonos y cadencias suenen
A cancioneta vieja en mis orejas.

Tu otra lección también la aprendo: no
Llevo peso alguno sobre el corazón, la época
No merece heroísmos y lejos ya
Los caballeros, el juego
Limpio y las cruzadas.

POEMA A LA DICKINSON CON VERSOS ROBADOS
A LA PROPIA EMILY
Ud. vivía en Amherst.
En una casa de ladrillos construida por su abuelo.
Rara vez dejó esos muros
Y a la muerte de su madre
Ud. no volvió a salir.
Los críticos que vinieron después
Hablaron de su morbosa soledad,
Su eterno vestido blanco.
Ud. cantó porque decía que estaba asustada.
Ahora,
En el otro polo del hemisferio,
Yo también tengo miedo
Y digo, con sus palabras, que Ud. era menuda
Como reyezuelo,
Con cabello rebelde como caparazón de castaña
Y con ojos parecidos al jerez que deja el huésped en el fondo
de la copa.
De su creencia en la resurrección de la carne
Mejor no hablar,
pertenecemos a distintas familias.
Mejor recordar sus poemas de amor
Con los que una mujer, muy distinta a Ud.
Alumbró mi lecho
Para que ningún sol naciente
Enturbiara esta tierra.

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