jueves, 15 de febrero de 2007

SIGISFREDO BURNEO (PIURA, 1952) Primera Entrega

LA FALSA FLOR
Estabas en los cristales
irredenta
como el mundo ante la lluvia.

Te supe un canto
de palabras
inmune a las palabras.

Tu eres la Flor que debió
llamarse Mahaut o Micól.


CANTO PRIMERO
a Shave
Se olvidarán también estas tardes. Las jornadas
atónitas del invierno, el desamor pálido
de agosto y el trabajo incesante de los versos.
Desaparecerán como un encanto que se termina
los términos célebres que buscaron la gloria.
Sin asombro se habrán ido ya los días
que a veces la memoria buscó con vano afán.
Otros guardarán entre sus palabras más preciadas
los cantos que aprendieron llorando junto al mar.
O esas frases que ardieron como fuego en sus gargantas.
Pero yo reservo para el destino
contigo las rosas brillantes de la tarde.

CANTARELLA
Días aciagos que me deparaste, destino, interminables
horas de verguenza, inclementes tardes desoladas
a que arribe desde la infancia.
Se cubrieron de oprobio mis actos más solemnes.
Hoy me asomo a la puerta del jardín: miro crecer
los rosedales sembrados en nombre del amor
y es una desgracia ver cómo llueve en esta soledad.
Sin alternativas, ¡oh cantarella! veneno de los Borgia...

CARTA MINIMA
Me gusta imaginarte sentada y ante un espejo frente a la ventana
con la mirada que se pierde a veces y nadie sabe a dónde va
muchacha que no ves estos crepúsculos recuérdame con barba
y escribiendo versos interminables en grandes hojas de papel.

ROMANZA
Odio minuciosamente las calles de esta ciudad. No estás
En ninguna de sus plazuelas, en ninguno de sus parques,
No hay vereda fatigada por tu altiva y silenciosa manera
de caminar.
Tu ausencia acrecienta la turbia sombra de estos árboles
Que tus fugaces ojos de niña contemplaron alguna vez,
Una tarde lejana en el tiempo y que no volverá.
No estás. Vives en otra ciudad y desconozco los pormenores
Que labran tu dicha o tu desdicha, tu amada memoria imposible
de compartir.
Ah, vanos días reiterantes y sucesivos que quise evitar,
Torvos días plagados de cuervos y desolación!
Repito incesantemente que no estás: sólo tu nombre me acompaña
Y el recuerdo imperecedero de unos ojos, una boca, un rostro,
Unas manos de mujer que están lejos y nada saben de las esquinas
Donde diariamente me aguardan el pavor y la humillación.

GLADYS ESTHER
Creí que los años transcurridos eran una alucinación.
Que aún podíamos iniciar durante los días y noches de 1972
La agobiante empresa de aprender a besarnos sin omitir el amor.
Que los árboles, los caminos, el polvo de las horas
Eran luces fulgurantes y detenidas esperando nuestra vinculación.
Mas los árboles han crecido y un turbio río incesante devora la ciudad.

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